viernes, 1 de marzo de 2013

Talento Ignorado


TALENTO IGNORADO

Hasta que no hemos visto el documental Searching for Sugar Man nada sabíamos de ese cantante ignorado en su país, el estadounidense de origen mexicano Sixto Rodríguez, que sin ser consciente era ídolo popular en otras puntas del mundo, sobre todo Sudáfrica... Ahora, tras la película, los dos únicos discos que publicó en los años setenta se venderán probablemente como churros; así, este músico de mil oficios, albañil entre ellos, de cuya muerte corrieron rumores varios, ganará el dinero que no parece haber sido su objetivo en la vida, pero que no le fue dado en su día. Desaparecido, sólo al oírle cantar reconocieron que era realmente él.
Esta vez de trata de una historia real, pero tan fantástica como la ficción que Jaime Chávarri cuenta en la película de 1997 Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando, en la que es el doble de Carlos Gardel quien muere en accidente aéreo, mientras que el auténtico Gardel, vivo y coleando, no es reconocido por nadie: "Ya quisieras cantar tú como lo hacía él", le dicen riéndosele a la cara. Igual que a Rodríguez no le creen sus compañeros cuando habla de su pasado como cantante y le toman por un pirado.
Nadie es profeta en su tierra, y no digamos en España. Mucha gente de talento ha habido y sigue habiendo huida de aquí en busca de lo que en su tierra se les ha negado. No sólo trabajo, también respeto y reconocimiento. Pero cómo va a  esperarse reconocimiento o respeto en un país en el que los ministros difaman a los actores autóctonos ...
El catedrático Juan A.Ríos Carratalá suele recordar en sus libros a personajes olvidados, algunos por su exilio tras la guerra, otros simplemente porque fueron menos menospreciados. Entre las páginas de El tiempo de la desmesura, Hojas volanderas y, el último hasta ahora, Usted puede ser feliz (La felicidad en la cultura del franquismo), el autor da cuenta de ingenios o talentos, relacionados casi siempre con el cine y el teatro, sobre los que cayó el manto del olvido ...
Si ir más lejos, está aquí mismo el caso de María Asquerino, que ha muerto pobre y sola, y a la que no le fue concedido ser la estrella que debió ser, quizás porque ella no daba coba, o porque supo poner su vida privada por encima de la artística. Otra vez talento desperdiciado.

Diego Galán
El País, 1 de marzo de 2013

Un pequeño homenaje a ella -y a todos los talentos ignorados- la que ella consideró su mejor película, Surcos (1951):



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